Para la mayor parte de su vida, sintió que su nariz llamaba la atención, por razones equivocadas. Estaba ligeramente torcida, demasiado grande para su rostro, y algo que no podía dejar de notar cada vez que se miraba al espejo o se veía en fotos.
Incluso cuando otros decían que no era gran cosa, afectaba cómo se comportaba y cómo se sentía de confianza en situaciones sociales.
Después de años de sentirse acomplejado, finalmente decidió tomar el control de su apariencia. Eligió someterse a una rinoplastia, un procedimiento que había considerado en silencio durante años pero nunca tuvo el valor de llevar a cabo hasta ahora.
¿Los resultados? Sutiles, pero completamente transformadores.
Su nueva nariz se integraba de forma natural con el resto de sus rasgos, trayendo armonía a su rostro de una manera que nunca había experimentado antes. No parecía una persona distinta: parecía la mejor versión de sí mismo.
Más confiado, más relajado y finalmente libre de las inseguridades que lo habían acompañado durante tanto tiempo.
Los amigos notaron el cambio de inmediato. Pero no se trataba solo de apariencia: era cómo se comportaba, cómo sonreía y cómo se mostraba al mundo.
Esto fue más que una cirugía: fue una transformación.
Míralo aquí:
View this post on Instagram